domingo, 27 de enero de 2008

JULIA NOVIKOVA

Nacida en San Petersburgo, Rusia en 1983, es, sin duda, una de las voces mas prometedoras de la gran gama de sopranos que vienen apareciendo en la presente década. Egresada del conservatorio de San Petersburgo en el 2006, ha participado en diversos certamenes con buen viento. Actualmente ha ganado la "Competencia Internacional de Música de Ginebra de 2007" con el cual ha puesto los ojos del mundo sobre ella.
Se inicio en papeles como Violeta en la Taviatta de Verdi, Susanna en las Bodas de Figaro de Mozart. Debutó en el teatro Mariinski de Rusia. Hay muy poca información sobre esta novel soprano rusa, una de las tantas que florecen en este bello país. Tenia planificado cantar obras de Wagner, Hoffman, Rossini ( Rosina en el "Barbero de Sevilla" ), Rimski Korsakov, además de realizar el papel de Gilda en el "Rigoletto" de Verdi. Esperamos tener mas noticias de esta bella y magnifica soprano, a la cual se le augura mayores éxitos y u sitio propio dentro del reino de las divas de la ópera.
Julia Novikova - Voces de Primavera ( Strauss)

domingo, 13 de enero de 2008

ELINA GARANCA


Nacida en Letonia (Riga, 1976) y casada con el director de orquesta Karel Mark Chichon, la mezzosoprano Elina Garanca es una de las nuevas voces de la lírica moderna, destacando en Salzburgo, 2003. En estos días aparece en el mercado su primer disco para Deutsche Grammophon, en el que incluye algunos temas tan sorprendentes por inusuales para una cantante como las Carceleras de Las hijas de Zebedeo que abren el CD a una canción de Montsalvatge, pruebas del amor que su madre le inculcó por el repertorio español

En el año 2001, la joven mezzosoprano deslumbró a los miembros del jurado del renombrado Concurso Internacional de Cardiff, en Gales, obteniendo los elogios de la mismísima Joan Sutherland. Se trataba de Elina Garanca, nacida en una familia musical, en cuya Academia de Música estudió, perfeccionándose posteriormente en Viena. Y ya ha destacado en algunas recientes grabaciones, como una excelente Adalgisa en la Norma de Edita Gruberova. Su Rossini (Rosina, Angelina) está impecablemente cantado, pero aquí echamos quizá en falta un poco más de fantasía, que sin duda llegará con los años y una mayor frecuentación de este lenguaje. Posee gran empaque su Romeo belliniano, al igual que su Leonora de La Favorita y su Giovanna Seymour de Anna Bolena, ambas de Donizetti. El recital se cierra con una intensa aria de la carta de Charlotte en el Werther de Massenet, una prueba más de la versatilidad y preparación de la artista, también a sus anchas, por lo que se ve, en el melodrama abiertamente romántico. Sin duda, una artista a la que hay que seguir muy de cerca, pues no queremos perdernos nada de cuanto haga.
A continuación un fragmento de una entrevista concedida por la artista a la revista NOTAS SOLTAS.

Usted procede de una familia de músicos.
Así es. Mi padre es director de un coro, y mi madre una cantante que, después de alcanzar cierta popularidad como intérprete de lieder, tuvo que abandonar la carrera por problemas de salud. Ahora se dedica a la enseñanza, educando voces en teatros de prosa y en la Academia de Ópera y Música de mi ciudad natal. Así que cualquiera puede imaginar que he tenido su influencia en mi educación y en mi posterior desarrollo como cantante.

¿Fue su profesora?
Solamente en mis comienzos, hasta que inicié mis estudios en la Academia. A partir de ese momento dejó de serlo. Yo me marché a Alemania para empezar a trabajar en teatros de distintas ciudades, como Meiningen o la Ópera de Francfort, y mi educación pasó por diferentes profesores de distintos países: uno de Bélgica, otro de Alemania, uno más de Estados Unidos...En este momento, por ejemplo, tengo una educadora de canto de Amsterdam.
A pesar de esas raíces, en sus comienzos pareció no tener clara su vocación. Incluso coqueteó con la música pop.
Entre adolescentes, raro es encontrar alguien que se decante por cantar ópera. A esa edad, lo que les gusta es divertirse con la gente de su escuela en fiestas donde no se escucha Il barbiere di Siviglia o Tannhäuser, sino a Maria Carey, Michael Jackson o cualquier cantante de ese entorno. Entre otras razones, porque es la música que te resulta más fácil comprender en ese periodo de tu vida. También tuve mi momento de fascinación por los musicales, hasta el punto de plantearme en alguna ocasión ser cantante de esos espectáculos que se relacionan con Broadway. Eso sucedía más o menos en los tiempos en que la Unión Soviética se desintegró y mis padres me enviaron al extranjero para formarme, al no haber escuelas de música en Letonia. En ese momento exactamente me debatía entre el pop, los musicales...y mira por dónde acabé siendo cantante de ópera. También es verdad que yo contaba en mi haber con una educación musical después de haber estudia-do seis años de piano y, porque como es fácil de suponer, la música clásica siempre tenía presencia en mi casa. El momento decisivo podríamos centrarlo en torno al tiempo en que cumplí los diecisiete años, estudiando mi último curso en la escuela secundaria. De repente me pregunté qué quería hacer con mi vida. A resolver la pregunta me ayudaron los planes de mis padres, que habían pensado que lo mejor para mí sería salir del entorno y comenzar una formación cultural internacional. Sus proyectos para mi futuro me hicieron pensar que yo no tenía talento suficiente para organizarme la vida. Un día, tras una conversación muy larga, me fui a dormir y, cuando me levanté a la mañana siguiente, tenía claro que lo que quería ser era cantante de ópera.
Pronto se la ve en un par de concursos.¿Cómo se lleva con ellos?
A decir verdad, nunca en mi vida me habría apuntado a ninguno de ellos, porque no son algo que me guste. Ganarlos puede servir para conocer gente y ponerte en las manos de un agente adecuado. Pero no creo que los concursos hubiesen servido para configurar mi carrera. Hay muchos cantantes, que entre nosotros llamamos covers de concursos: gente artísticamente preparada que se han montado un único programa de cuarenta y cinco minutos, o de una hora con el que pueden pasar diez años de una competición a otra, pero que nunca llegarán a pisar el escenario, que eso es algo bastante distinto. Y también están esos otros cantantes que se presentan, ganan y desaparecen del mundo de la ópera sin que nadie sepa qué están haciendo.
Parece amante de la aventura. De no ser así, ¿cómo habría sustituido a Agnes Baltsa como Jane Seymour en una producción de Anna Bolena?
Y aquella decisión funcionó, por-que sirvió para mostrarme de un modo profesional en un escenario importante, como el teatro de Viena en el que se montaba esa ópera de Donizetti.
Hasta ese momento usted parecía tímida para subir a un escenario.
Estamos hablando de algo que sucedió hace diez años, cuando todo lo veía de un modo distinto. Desde entonces hasta hoy me siento mucho más confiada, con más seguridad en mí misma, gracias a la experiencia que he ido adquiriendo. Eso no significa que cada vez que debo dar un nuevo salto no me plantee que asumo una nueva responsabilidad. He aprendido que esos momentos de dicha que te muestra la fortuna, tienes que engancharlos cuan-do se te presentan. Puede darse la circunstancia de que te equivoques ese día, que no estés en tu mejor momento y tengas una mala actuación... Pero hay que seguir el refrán que se dice en mi país «i no te arriesgas en el juego, nunca ganarás» Y lo cierto es que yo tuve suerte y todo comenzó a funcionar por el camino que debía.
Al construir un personaje para la escena, ¿en qué proporción divide el trabajo de la voz y la actuación?
Si se trata de un papel nuevo que sé con una gran antelación que debo cantar, me gusta ir tomando las cosas pausadamente. Desde que me lo comunican, me dedico a desarrollar el personaje sólo desde el punto de vista musical, enfocándolo desde distintos ángulos, viendo cómo acometer determina-dos pasajes y cómo salvar las dificulta-des que puedan surgir al cantarlos. Sometiendo a juicio el modo en que me estoy planteando acometer el papel, porque ocurre con frecuencia que globalmente lo que intuyes desde tu percepción es completamente distinto a lo que se espera para una obra determinada. Por último, cuando sé qué espera el director de escena de mí dentro de la producción que ha imaginado... en ese tiempo, que suelen ser unas seis semanas de preparaciones y ensayos, comienzo a observar más detenidamente cada uno de los detalles del personaje. Pero hasta ese primer encuentro con el regista y con la otra parte del reparto para que nos desvele su concepción de la obra, solamente me planteo el desarrollo vocal.
En estos días aparece su primer trabajo para Deutsche Grammophon. Un disco curioso que empieza con un tema de Las hijas de Zebedeo y que incluye otro de Montsalvatge. Uno llega a pensar si su nombre no será Elina «erganca»
[Risas]. En cierto modo ha dado en el clavo yendo por ese camino. La música de España tiene mucho que ver con-migo en este momento. Mi madre disfrutaba con la lengua española, y a pesar de no hablarla, se pasaba el día cantando a Falla, Granados, Guridi... Así empezó todo: escuchándolo en casa. El resto del encantamiento me llegó viendo en la película Carmen a Julia Migenes y Plácido Domingo. Me quedé fascinada tanto por el carácter de los personajes como por la atmósfera de la obra. A partir de ese momento no me perdí ni un concierto de Domingo cantando zarzuela y cosas similares. Y de paso compré también lo que encontraba de Teresa Berganza y de Victoria de los Ángeles. Me sensibilicé hasta el punto de ver cómo el mercado echaba en falta esa componente de música española y Latinoamérica - en mi opinión, casan muy bien - ue ningún cantante parecía incluir en sus programas. Como si hubiese desaparecido del repertorio.
A esto debe unir la ayuda que encontró en casa.
Eso también es verdad. Gracias a mi marido, que es mitad español y mitad británico, porque nació en Gibraltar. Explicado así, es más fácil comprender por qué hay tanta música española en mi vida. Él me enseñó a desarrollar mis posibilidades, y acrecentó mi interés por los conocimientos sobre España en buena medida.
¿Habla español?
Me gustaría. Después de haber estado ya en Barcelona, Oviedo, Sevilla, Málaga, y en otros sitios más pequeños que me han gustado mucho, como Chiclana,... comienzo a entenderlo, pero aún no soy capaz de hablarlo....


viernes, 11 de enero de 2008

ANGELA GEORGHIU

La voz de Angela Georghiu resuena aún en el escenario. El público de pie la ovaciona. Y ella sonrie. Se siente la dueña de la opera. Nacida en Rumania el 7 de diciembre de 1965 es una de las sopranos contemporáneas más famosas. Ha demostrado el dominio de las óperas de Verdi y Puccini. La profunda coloratura de su voz le permiten ser una excelente interprete de la ópera francesa e italiana. También ha interpretado y grabado música de su nativa Rumania: óperas, lieders, y música popular.
Es hija de un conductor de tren y junto a su hermana Elena cantó ópera desde una temprana edad. A los trece años estudió canto en la Academia de Música de Bucarest. Se graduó en 1989, coincidiendo con la caída del regimen dictatorial de Ceausescu, lo cual le permitió hacer una carrera internacional. Interpretó el papel de Mimi en su debut profesional en la Ópera de Cluj en 1990.
Hizo su primera actuación internacional en 1992 en el Covent Garden, cantando Zerlina de la ópera Don Giovanni. En 1994 audicionó con Georg Solti para una nueva producción de La Traviata. Angela Gheorghiu es considerada al mismo tiempo una diva de la ópera en el viejo estilo y en otro más moderno. Además de grabaciones completas de ópera, ha aparecido en programas de TV y en conciertos multitudinarios. Su primer gran éxito, La Traviata con Solti, fue vista por más de un millón de personas en el Reino Unido. También ha sido acusada de ser diva en el peor de los sentidos. En 2003 canceló ruidosamente su actuación en el Teatro Real (Madrid), motivando airadas críticas por parte del teatro, sus compañeros y la prensa española.
Gheorghiu ha construido muy cuidadosa y lentamente su repertorio. Hasta ahora lo conforman personajes con los que tiene más afinidad: Violetta (La Traviata), Mimì (La Bohème), Magda (La rondine), Adina (L'elisir d'amore), Juliette (Roméo et Juliette (Gounod), Nedda (I Pagliacci) y Marguerite (Faust).
Está divorciada de su primer marido, de quien heredó su apellido, y está casada con el tenor francés Roberto Alagna desde 1996. La pareja ha compartido escenarios y estudios de grabación. A Gheorghiu se le reconoce ser muy atractiva, tanto que recientemente fue elegida como una de las 100 mujeres más bellas del mundo (74) según la revista FHM.

A continuación un fragmento de la entrevista que la diva, como le gusta ser llamada, ofreció a la revista cultural RITMO de España (donde pueden leer la entrevista completa).
Aunque muchos lo hacen, yo no quiero compararla con Maria Callas, porque ella fue única y usted va camino de serlo pero aún tiene tiempo para demostrarlo...
Bueno, yo espero ser la primera Angela. En su campo, cada una es única. Esto es normal... las comparaciones se hacen para saber qué lugar ocupa cada cantante y poder establecer categorías, pero encuentro normal que se haga.
Bueno, ya le he dicho que yo no quiero compararla...
Eso está bien...
En todo caso, e insisto que no quiero compararla ¿hasta qué punto se considera, como rumana, heredera de una Hariclea Darclée teniendo en cuenta el repertorio de ambas?
Para serle sincera, no creo en herederas. Conozco a todo el mundo y lo he escuchado todo, pero cuando estudiaba o cuando estoy encima de un escenario no pienso en nadie. Tengo mis ideas y pienso en lo que he aprendido, en lo que siento, en lo que he de dar de mí misma. Evidentmente, no ignoro dónde empieza mi camino. Usted ha citado a una cantante rumana que fue la primera en su género en una época en la que nadie lo tenía nada fácil. Más allá de este dato, insisto, no creo en herencias.
¿Cree que su voz, ahora eminentemente lírica, puede evolucionar hacia caminos más dramáticos? Estoy pensando en el Verdi de la madurez o en la misma Norma, un personaje de un compositor como Bellini, que usted interpreta a menudo...
Bueno, yo siempre he tenido esta voz y puedo decir que no es más dramática hoy que ayer. Simplemente, usted me escucha ahora. Desde los dieciseis años he cantado con orquesta cosas tan importantes como Anna Bolena, La Rondine, Madama Butterfly o La traviata y el hecho que hoy pueda hacer cosas más dramáticas o incluso de mezzosoprano es porque sé utilizar el color de la voz, pero la voz no cambia, porque esto acaba por dañarla. Si hay algo que no funciona no lo hago. Canto solamente lo que estoy segura que puedo hacer e intento colocar el color justo para cada uno de los personajes que interpreto...

LA HABANERA(CARMEN) - BIZET

domingo, 6 de enero de 2008

ANNA NETREBKO

Una de las mujeres mas hermosas tiene una de las voces mas fascinantes. Anna Yuryevna Netrebko nació el 18 de septiembre de 1971 en Krasnodar. Comenzó su carrera artística fregando los pisos del Teatro Mariinsky, en San Petersburgo donde llamó la atención del director de orquesta Valery Gergiev quien se hizo su mentor musical. Debutó en el Mariinsky como Susana en "Las bodas de Fígaro". Siguió cantando con la Ópera Kirov, incluyendo el papel de Pamina en "La flauta mágica" y Rosina en "El barbero de Sevilla". En 1995, conveinticuatro años, debutó en Estados Unidos. Después de su exitosa representación, se convirtió en frecuente cantante invitada en San Francisco.
En el 2002 Anna debutó en el Metropolitan Opera como Natasha, en el estreno de la "Guerra y paz". Ya en el año 2003 su repertorio incluía interpretaciones de Violetta en "La Traviata". Ese año vio también el lanzamiento de su primer álbum: Opera Arias, que se convirtió en uno de los clásicos más vendidos del año. Su segundo álbum, Sempre Libera, se lanzó al año siguiente. Cantó un "Roméo et Juliette" muy valorado con Rolando Villazón, con el que también interpretó "El elixir de amor" en el 2005. El mismo año, encantó al público y a la crítica, en su papel de Violetta Valéry en "La Traviata" montada en el Festival de Salzburgo y dirigida por Carlo Rizzi. Ha cantado Guerra y paz, dirigida por Gergiev, en el Teatro Real de Madrid (2001).
Actuó junto al tenor Plácido Domingo y Villazón en julio de 2006, con motivo del Mundial de
Alemania.
El siguiente es un fragmento de la entrevista que la simpática Netrebko ofreció al diario El Mundo de España (donde pueden leer la entrevista completa).

Inciso: Anna Netrebko, solar y simpática en el mano a mano, representa la versión contemporánea de la Cenicienta. No le gusta que se traiga a la conversación semejante ejemplo, pero el cuento en cuestión sirve para recordar que ella misma se ganaba la vida limpiando los suelos del Teatro Maryinsky de San Petersburgo. Tenía 16 años, era estudiante de canto en el conservatorio y esperaba la carambola de una oportunidad para responder a las expectativas familiares. Se la dio Valery Gergiev, sumo sacerdote de la ópera rusa y símbolo de la explosión cultural en tiempos de Putin. Después sobrevino su debut en Salzburgo de la mano de Harnoncourt, el contrato exclusivo con Deutsche Grammophon, su reconocimiento en los grandes teatros del circuito y la reveladora Traviata que cuajó el verano pasado a las órdenes de Willy Decker. Vargas Llosa escribió, a propósito del espectáculo, que era imposible superar la actuación de la Netrebko en términos de fuerza dramática, de sutileza y de novedad. Verdi había pensado en ella.

P. Gergiev ha sido su padrino...
R. Ha sido la clave de mi carrera, la persona que creyó en mí, mi gran padrino musical. Es un hombre obsesionado con el trabajo, pero nos ha transmitido a todos su pasión y su compromiso. No habría llegado hasta aquí de no ser por su ayuda.
P. Y ahora resulta que usted tiene contratos hasta 2011.
R. Sí, más o menos. Los teatros trabajan cada vez con más antelación. Pero me cuesta cuesta trabajo imaginar cómo seré dentro de cinco años. Ni siquiera sé si estaré viva.
P. Esperemos que siga cantando Mozart. Muchas estrellas se separan del maestro una vez consagradas.
R. Mozart es ideal para la salud de la voz y para el equilibrio artístico. El problema es que te desnuda, descubre tus defectos, te exige total limpieza y pulcritud. También resulta que sus óperas requieren un trabajo de equipo. No pueden encomendarse a esa diva y aquel divo.
P. Parece decir diva en sentido peyorativo.
R. Las connotaciones de diva no me gustan demasiado. Hay cantantes que llegan a creerse superiores por mostrase de un modo distinguido y exclusivo. Incluso hay un público que espera descubrir en ti la imagen de una diva extraterrestre. Ya se sabe, un personaje dictatorial, lleno de ínfulas, acompañado de un caniche. Yo odio los perros pequeños... Creo que hay que romper con ciertos clichés del pasado, abrir los ojos. Por eso me gustan las extrapolaciones contemporáneas de las óperas. Pero deben hacerse con ideas, no sólo con efectos. Deben hacer pensar al espectador, incluso muchas horas después del espectáculo. Creo que en este sentido, La Traviata de Willy Decker en Salzburgo (estrenada el pasado agosto) ha sido modélica. No soy partidaria de una idea de la ópera polvorienta y previsible.
....
P. ¿Y no piensa realmente que esta clase de situaciones demuestran que la ópera se ha contagiado del culto al cuerpo y de la obsesión por la estética?
R. No nos engañemos. Para ser una soprano tienes que cantar, tener voz. Pero además tienes que saber actuar. No basta con subirse al escenario, apalancarse en una esquina y abrir la boca.
P. La hemos visto en escena con una inusual carga de erotismo.
R. El erotismo está en algunos papeles y en otros no. Creo que La Traviata es un ejemplo afirmativo y que exige a la cantante una fuerte sensualidad. No es cuestión de enseñar las piernas, sino de comprender al personaje en todas sus facetas.

VANESSA MAE

Sin duda alguna, una de las mejores violistas de la época. Mezcla a la perfección la musica clásica con la electrónica. Vanessa Mae nació en Singapur el 27 de octubre de 1978. Hija de la señora Tan Soei Luang, una pianista clásica y abogada nacida en China y del empresario hotelero tailandés Vorapong Vanakorn, la niña fue bautizada Chen Mei Vanakorn.
Cuando sus padres se diorciaron, Vanessa se mudó a Londres. Sólo tenía entonces cuatro años. Su padrastro, Graham Nicholson formalizó, la adopción de Vanessa y le dio su apellido, que Vanessa usaría después de su apellido original, Vanakorn. Hasta los cinco años, Vanessa Mae sólo había tenido contacto con el piano, pero su padrastro influyó en su formación con el violín.
A los diez años sus padres le compraron un costoso violín fabricado por el luthier italiano Giusepe Guadagnini en 1761. Así dio su primer concierto como solista acompañada por la orquesta London Philharmonia. Su precocidad musical y talento natural fue bien visto por el director del Royal College of Music, quien la admitió como alumna regular con tan sólo once años para tomar clases avanzadas con el profesor Félix Andrievsky.
En 1991, a los 12 años, inició una gira internacional junto a la agrupación London Mozart Players, el "Mozart Bicentennial Tour". Además, realizó tres grabaciones clásicas para el sello Trittico: "Violin", "Kids Classics" y "Tchaikovsky & Beethoven violin Concertos".
Su madre, ya se había hecho cargo de su representación, en el papael de manager, productora, consejera artística y pianista acompañante. En 1992, a los catorce años, finalizó sus estudios en el Royal College of Music y a los 16 años firmó un contrato con EMI Music para grabar tanto música clásica como pop.
Vanessa-Mae viajó a EE UU para un concierto en la Avenida Madison de Nueva York. También en aquel año, Vanessa colaboró en los discos de otros artistas, como invitada. El primer track "The Velvet Rope", del álbum homónimo de Janet Jackson. The Original Four Seasons and Devil Trill Sonata – The Classical Album #3, The Italian Album aparece en su catálogo de discos clásicos. Este lanzamiento se centró en “Storm”.

La señora Pamela Nicholson se desvinculó de su hija en el 2000. Esto ocurrió justo un día antes del cumpleaños número 21 de Vanessa. En un principio la separación sería estrictamente laboral. Pero la Sra. Nicholson no estaba dispuesta a relacionarse con su hija de otro modo que no fuera el empresarial. Apenas un mes más tarde, por desacuerdos entre ella y su manager Mel Bush, aparentemente por la vinculación de éste con el flamante cuarteto femenino de cuerdas Bond, era buen momento para terminar también aquella relación que se había prolongado durante siete años.
En el 2004 se retiró de EMI y se incorporó a SONY y el lanzamiento en septiembre, disco "Choreography", interpretando obras compuestas (a excepción de una) exclusivamente para ella por reconocidos autores europeos y asiáticos: Tolga Kashif, Vangelis, Walter Taieb, Jon Cohen, Bill Whelan y A R Rahman.

DANZA DEL SABLE - KHACHATURIAN

TOCATTA E FUGA - BACH